Esta vez me ha brindado la vida
un amor al final del camino
que asomó, como asoma el lucero
cuando el sol se alejaba en la tarde
y llegaba la noche a mi vida,
una noche sin luna y sombría,
silencio de soledad, que aterra;
sabiendo que en cualquier momento
al asecho aullarían los lobos
esperando atacarme, indefensa.
He llorado el total desamparo
y hoy la vida el llanto a borrado.
Me ilumina su amor, como un faro,
me protege su imagen, como un manto;
mi noche se ha poblado de estrellas,
los silencios están llenos de cantos.
Cruzó una estrella fugaz en el cielo
y mi alma pidió, con fervor, un deseo
Amor, verdadero y eterno.
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