Añoro el tiempo aquél,
el del amor y la ilusión,
cuando la luz del alma
me brillaba en los ojos
y el ángel de la rima
transformaba en cantares
mis sueños, mis antojos
dibujando esperanzas
hasta con el dolor.
Pero el ángel calló
cuando perdí la fe.
Poblada de silencios
la extensión de mi alma
hoy la inundan los ríos
de la desolación.
25/01/85
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