Aún hoy, el sólo pensamiento
de tu beso,
me hace temblar.
Y es como si viviera aquél momento
cuando, después del sorpresivo encuentro,
fundimos nuestras almas
en un beso
y sacaste lo que dentro,
dentro mío,
escondía ante el mundo
y te dí a ti.
Un instante apenas hace,
que dejé llevarme atrás
en el recuerdo,
y mi cuerpo dio un vuelco
a aquella tarde
y temblé, como entonces.
Y la dicha que entonces me embargaba,
fue imagen y reflejo.
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