He quedado tan triste
y mi alma tan dolida,
cuando te vi esta tarde
vibrar melancolía;
destilar de tu voz,
cuánto duele tu vida.
Vi gritos de dolor
salir de tus pupilas.
Fingí que no entendía.
Me vestí de alegría...
para que no percibas,
ni el espejo me diga
que te amo todavía.
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