Me he propuesto
ayudarte a forjar tu destino,
ser el crítico de tu escultura,
retocar, si es posible, los trazos
de la imagen que vayas plasmando
sobre el lienzo de tu propia vida
y tratar de emparchar,
suturar las heridas,
que dejó a latigazos la vida.
Sé que es lenta y muy ardua tarea,
pero no he de cejar en mi empeño,
porque ansío escucharte decir,
algún día...
-No estoy solo, es más, tengo vida.
y ese rictus amargo que muestra tu cara,
se torne en sonrisa;
y la sombra que vela tus ojos,
se haga luz, pleno día.
agos.2009
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