He mirado el espejo de tus ojos,
quise ver el misterio de tu alma
por saber, de tu ser, que es lo que quiero
y a mis temores y anhelos
descubrír el velo.
Anhelo a cada instante tus caricias
y la paz que envuelve mi existencia
si siento o imagino que estás cerca.
Temo amar no a tu ser, sino tu cuerpo.
Descubrí en el espejo de tus ojos,
el amor que yo siento y que deseo
y en ellos encontré tu alma.
-disipé entonces mis temores-
queda en mi, el anhelo y el deseo
de ser eternamente
la llama de tu amor y tu deseo.
El incesante y dulce anhelo
de que el mañana sea extenso
como el tiempo.
Sin límites, vorágine, Universo.
2009
1 comentario:
Precioso poema neuquina. Muy bellas palabras como siempre!
Cariños!
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