Es el lecho un nido de caricias
con perfume de rosas, canto de aves,
al unirse los cuerpos, de embeleso,
consuma el amor un sólo beso.
Y en el dulce himeneo, los amantes,
al calor del amor funden sus almas
y rojos de pasión los azahares
se desgranan al son de los cantares.
Por la senda del placer marchas las almas.
Sin medida, sin tiempo ni distancia,
cae el sol al poniente, lentamente;
y una estrella muy blanca, reluciente,
es vigía del sueño y el remanso
que prosigue al amor ya consumado.
1 comentario:
Lindos tus poemas , me identifico pero tambien añoro esa "estrella muy blanca, reluciente,
es vigía del sueño y el remanso
que prosigue al amor ya consumado"
Buen ritmo, quisiera tener más tiempo para retroalimentarme con tan bellos versos.
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